Una leyenda del básquet FIBA en River Flor Meléndez, reconocido entrenador portorriqueño, compartió una charla con los jugadores y el equipo de entrenadores del Club.

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La jornada, que se realizó el jueves 2 de diciembre en el Microestadio por iniciativa de los entrenadores Roberto Santin, Agustín Bajz, Esteban Nepomnaschy y Daniel Rau, les permitió a los jóvenes basquetbolistas de River nutrirse con la sabiduría de un genio del deporte en la región.

“Quiero que el baloncesto sea el mejor deporte del mundo y sus jugadores, las mejores personas del mundo”, afirmó Flor Meléndez al comienzo de la charla, a la que también se sumaron los integrantes del plantel de Primera División del Club.

Uno de los tantos conceptos que resaltó el entrenador de 74 años, y campeón de la Copa William Jones con Obras Sanitarias, fue el de la disciplina. “La persona que no tenga disciplina no puede triunfar en la vida, porque es lo más importante ya sea para jugar, para estudiar, trabajar y para vivir. Sin disciplina no se puede triunfar”, aseguró.

El portorriqueño también se refirió al básquet que a él le gusta ver: “El baloncesto internacional para mí es el verdadero baloncesto. Si un jugador sabe pasar, sabe driblear, sabe tirar y reconoce el juego, le va a hacer todo más fácil al entrenador”, explicó. Y en este sentido también resaltó que “el mejor jugador es que el que hace que sus compañeros jueguen mejor”.

De extensa trayectoria y títulos en el básquet latinoamericano, Meléndez trabajó tanto en su país natal como en Argentina, Panamá, Venezuela y Brasil. Además, dirigió al TDK Manresa en España.

Como técnico, fue medalla de plata con la selección de Puerto Rico en los Juegos Panamericanos de 1979. En 1980 ganó con el combinado boricua el Preolímpico y clasificó a los Juegos Olímpicos de Moscú. Luego, partió rumbo a la Argentina para dirigir a Obras Sanitarias, entidad con la que en 1983 se adjudicó la Copa Intercontinental de la FIBA.

Años más tarde se hizo cargo de la Selección Argentina para el Mundial de 1986, donde derrotó a Estados Unidos y clasificó a la segunda fase. Al año siguiente, se consagró campeón con los albicelestes en el Sudamericano de Mayores de 1987, disputado en Paraguay.